Sunday, July 18, 2010

¿Existe Libertad en la República Dominicana?

La libertad no es posible más que en aquellos países donde el derecho predomina sobre las pasiones.
Enrique Lacordaire (1802-1861), Orador y Religioso Francés

El diccionario de la Real Academia define libertad como la facultad que tiene el pueblo en las naciones bien gobernadas de obrar de una manera o de otra, sin sujeción o subordinación, para hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres.

De igual manera, el diccionario Larousse define libertad como la capacidad o facultad que tiene una persona para decidir si quiere o no hacer algo; es decir, es el estado de la persona que no está presa ni sujeta a la voluntad de otra.

Durante mucho tiempo los dominicanos hemos confundido el término libertad con la frase “libertad de expresión”, también llamada “libertad de conciencia o de pensamiento”.

La libertad es uno de los tesoros más preciados del ser humano. Esa libertad nos ha sido arrebatada por la mafia de políticos delincuentes que nos gobiernan, ya que los dominicanos no dependemos de nuestra propia voluntad (requisito fundamental para que exista libertad), sino de la voluntad de esa mafia.

Debemos reconocer que, como nos hemos convertido en seres pusilánimes y apáticos, los dominicanos estamos sujetos y subordinados a lo que decidan nuestros gobernantes, sus funcionarios, los inescrupulosos que ocupan el Congreso Nacional, y todos sus cómplices.

Los politicastros que nos gobiernan han suplantado la democracia representativa que supuestamente debería existir en la República Dominicana por una caricatura que sirve muy bien a sus intereses espurios. No nos representan. Se representan ellos mismos.

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano, que sus “representantes” en el Congreso se aprueben en su propio beneficio un “barrilito” anual de cientos millones de pesos que todos pagamos a través de los impuestos?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que sus "representantes" en el Congreso se aprueben a sí mismos sueldos y beneficios marginales escandalosos, dos exoneraciones anuales de carros super-lujosos, dietas excesivas, comisiones y otras tantas prebendas a costa nuestra, además de la corrupción que siempre ha imperado en ese antro?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que el déficit cuasi-fiscal (que fue tan criticado por los gobernantes actuales) haya subido de RD$89,000 millones en agosto del 2004 a RD$206,000 millones en la actualidad y que la deuda pública haya aumentado de US$7,000 millones a US$13,500 millones, cuando todos sabemos que esa deuda tendrá que ser pagada por nosotros y todos nuestros descendientes?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que su voto en elecciones generales (con lo cual delega su poder en las autoridades así elegidas) se traduzca siempre en un deterioro de la educación, de la salud, de los servicios públicos (energía eléctrica, agua potable y recogida de basura), de la institucionalidad, de la seguridad ciudadana, de los valores cívicos y morales, de la justicia, del orden y disciplina para cumplir las leyes, del control de la delincuencia y el narcotráfico, y de la legislación para el bien común (incluyendo la limitación del número de congresistas, síndicos, regidores, provincias y municipios), entre otros?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que como resultado de lo anterior la República Dominicana ocupe, desde hace décadas, los últimos lugares en todos los indicadores sociales, mientras las autoridades se enriquecen en complicidad con todo lo que, a juicio de la gente decente, resulta abominable?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que los resultados de la gran mayoría de las elecciones generales celebradas desde el siglo pasado hayan sido fraudulentos, manipulados o fruto de la corrupción rampante y el clientelismo que caracterizan los distintos gobiernos que nos desgobiernan?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que sus acciones sean principalmente fruto del miedo o de su atraso como nación o de su pobreza asfixiante o de la ignorancia deliberadamente promovida por los politicastros?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que el gasto social del Gobierno se constituya en el instrumento más utilizado por los gobernantes para mantener a la gente necesitada dependiendo como mendigos de la pírrica ayuda estatal?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que su propio presidente y demás autoridades se burlen con frecuencia de sus conciudadanos, al violar las leyes que ellos mismos promulgan, al convertirse en ladrones comunes y al proclamar sin ningún rubor en el país y en el extranjero que la República Dominicana vive una época dorada de progreso continuo?

¿Ha sido la voluntad el pueblo dominicano que ni el Presidente ni sus funcionarios respeten la constitución y las leyes del país que juran respetar?

¿Ha sido la voluntad del pueblo dominicano que el Presidente y sus funcionarios exhiban riquezas de las cuales nunca han dado, ni podrán dar, ninguna explicación?

Podríamos continuar con este rosario inacabable de preguntas, pero las expresadas son suficientes para dar a entender nuestro punto de vista.

Como muy bien expresó el reconocido intelectual Andrés Mateo en un artículo reciente: “la realidad del sufragio se puede disfrazar de democrática, pero el espesor de la corrupción, la amplia franja de la pobreza y la ignorancia la convierten en una caricatura de la libertad”.

Los peores tiempos para nosotros los dominicanos no parecen haber llegado todavía, pero pronto lo harán, a menos que despertemos de nuestro marasmo moral y patriótico. Me resisto a aceptar la expresión del engendro del mal, cuando manifestó que todo pueblo tiene el gobierno que se merece.

Sin embargo, es obvio que la mafia que nos gobierna nos ha robado nuestra libertad y que, como dijo Ghandi, "ningún hombre pierde su libertad sino por su propia debilidad”.

¿Hasta cuándo soportaremos la esclavitud a la que estamos sometidos?

4 comments:

Roberto Fernandez said...

De acuerdo pero creo que la oligarquia dominicana hay que incluirla porque ella sostiene el sistema para su beneficio propio

Eddy Leyba said...

Gracias por tu comentario Roberto.
Puedo estar de acuerdo contigo en que oligarquía dominicana es un factor que impide el disfrute de nuestra libertad, si también estás de acuerdo conmigo en que la clase política de nuestro país se ha convertido en verdadera oligarquía.
Entiendo la oligarquía como el Gobierno de unos pocos; como la forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social; y como el conjunto de personas poderosas que se aúnan para que todos los asuntos de un país dependan de su arbitrio. Y eso es precisamente lo que la clase política ha venido a ser para nosotros.
La clase política es ahora más poderosa que la clase empresarial y que los ricos de este país y no los necesita para controlar la vida nacional.

Roberto Fernandez said...

No comparto del todo lo que piensas. Si creo que la clase politica se ha enriquecido desmedidamente pero sigue necesitando de la oligarquia criolla tradicional y esta por complicidad, ya que obtiene lo que desea,sostiene el modelo. Te pondre algunos ejemplos: El traspaso de la deuda privada a publica en el gobierno de Salvador, los contratos de los generadores de energia, el regalo de los terrenos de Sansc Souci y aledaños a los Viccini, los miles de millones de pesos que se toman a cargo del sector publico para sanear las EDES y la CDEEE! para luego regalarlas nuevamente al sector privado pero con todas las deudas a cargo de nosotros etc.etc.etc. y si sigo no termino, siempre pagaremos los que tenemos menos por los que tienen mas. Un abrazo.

Eddy Leyba said...

Te reitero mi acuerdo con lo que expresaste. No puede subestimarse el efecto que ha tenido la oligarquía tradicional criolla que antes controlaba a los políticos. Ahora es al revés. Los propios ejemplos que has puesto son una evidencia del dicho "favor, con favor se paga". Por eso, el la gente (el pueblo) agrega: "y te lo voy a cobrar". De ahí el poder adquirido por los políticos en los últimos 20 años. La oligarquía tradicional criolla les permitió aprobarse a ellos mismos las leyes que garanízaban su independencia económica, de manera que ya no requieren de su apoyo para controlar el país. La clase política es la nueva oligarquía, porque es la que tiene el poder.