"El
arte de los impuestos consiste en desplumar el ganso de forma que se obtenga la
mayor cantidad de plumas con la menor cantidad de protestas."
Jean-Babtiste Colbert (1706-1790) Político Francés
Jean-Babtiste Colbert (1706-1790) Político Francés
En relación con el último artículo que publiqué
el pasado 6 de agosto, titulado “Parafraseando a Bosch: La Corrupción
Dominicana”, uno de mis lectores escribió que esperaba leer en este Blog mis
comentarios sobre el Gobierno de Danilo Medina que “acaba de inaugurarse”.
A pesar de que solamente han transcurrido 54 días desde que el Gobierno de “corregir lo que está mal, continuar lo que está
bien y hacer lo que nunca se hizo” inició su gestión, se han producido ya
varias señales que indican con relativa claridad hacia dónde se dirige el Presidente
Medina: (a) Fueron confirmados en sus puestos varios funcionarios del Gobierno de
Leonel Fernández que habían sido señalados como corruptos y responsables del
desastre de ese Gobierno; (b) Otros funcionarios aprovecharon la oportunidad de
la transición para asignarse prestaciones y pensiones a niveles escandalosos,
sin que el Presidente dijera nada al respecto; (c) Aunque en los primeros días
de su mandato, el Presidente adoptó algunas medidas que insinuaban una ligera
inclinación a la austeridad, se ha evidenciado que ello se debió a la falta
absoluta de recursos que existe en el Gobierno; (d) No se ha producido ningún
cambio en el despilfarro que representan las nominillas a favor de los
compañeros de base del partido, los pagos a periodistas comprados, los
barrilitos y privilegios de los congresistas y la corrupción indetenible a
todos los niveles de la administración pública; (e) Fue prácticamente anulada la
acción del Procurador General de la República para que se revocara el auto
mediante el cual la DPCA dispuso el archivo definitivo del expediente de Félix
Bautista, luego de ser llamado al despacho del Presidente y de haber recibido
todo tipo de críticas de funcionarios de su Gobierno y de miembros prominentes
de su propio partido; (f) En ningún momento durante estos 54 días el Presidente
de la República le informó a la ciudadanía, como era su deber, sobre la caótica
situación de las finanzas públicas y de las instituciones gubernamentales que
recibió de su predecesor; y (g) Medina ha continuado la práctica de “borrón y
cuenta nueva” de los gobiernos anteriores, con lo cual otorga su bendición a
las fortunas mal habidas de sus corruptos compañeros de partido.
Ahora resulta que la mayoría de los dominicanos
desconocía, como ocurre generalmente en pueblos sumidos en la ignorancia, que Leonel
Fernández le dejó en herencia a Danilo Medina un descomunal déficit fiscal que
para finales de este año se estima en unos $187 mil millones de pesos, dentro
del cual se encuentra el costo de la elección de Medina como presidente del
país y que los dominicanos hemos pagado con dinero de nuestros bolsillos, una
información que el actual Presidente conoce a la perfección sin que haya
mostrado ningún signo de remordimiento.
La consecuencia de este enorme déficit fiscal
será la imposición de un programa de aumento de impuestos, aunque al pueblo
dominicano ignorante se le engañe siempre con el término “reforma fiscal”. El
Presidente Medina, al presentar la propuesta de dicho programa ante su Consejo
Económico y Social expresó que “la realidad es dura. Particularmente, para mí
es un trago amargo …. [pero[ en este momento se requiere del esfuerzo y
sacrificio de todos. Si no hacemos la “reforma”, sencillamente nos tendremos
que cruzar de brazos”.
¡Qué panorama más tétrico ha presentado el
Presidente para hacer que el pueblo sea quien tome el trago amargo! Sus
palabras no revelan ninguna intención de castigar a los responsables de esa
barbaridad. Aún cuando todos sabemos, desde antes de las elecciones de mayo,
que quien realmente mantiene el control político de la nación es Leonel
Fernández y que en opinión de muchos Medina tiene las manos atadas, debemos
admitir que haberse quedado callado y no haber informado al pueblo es una
verdadera irresponsabilidad de parte de este último.
Cuando Medina habla de “sacrificio de todos”,
¿A quién se refiere? ¿A todos los dominicanos? Por supuesto que no. Solamente
se refiere a personas como usted y como yo.
Definitivamente puedo asegurar que Medina no se
refiere a los ladrones del Congreso Nacional, ni al Poder Ejecutivo, ni a los
Ministros del Gobierno, ni a los miembros del Comité Central del PLD, ni a
Leonel Fernández y su Fundación, ni a los miembros de la Cámara de Cuentas, ni
a las autoridades del Banco Central o de las Superintendencias de Bancos, de
Seguros, de Pensiones y de Valores, ni a las autoridades de la Junta Central
Electoral, ni a la más alta jerarquía de la iglesia católica, ni a los
contratistas de obras del Gobierno, ni a los grandes empresarios y gente rica
del país enquistados en las distintas áreas del sector público, ni a los
generadores y distribuidores de electricidad, ni a los partidos políticos que
reciben anualmente cientos de millones de pesos con cargo a los impuestos que
pagamos, ni a los militares de alto rango que tienen posiciones ejecutivas, ni
a los que manejan el negocio de la inmigración haitiana, ni a los grandes y
pequeños corruptos del tren administrativo público, ni a los cónsules y
diplomáticos nombrados y mantenidos en sus puestos por el Canciller, ni a los
funcionarios públicos y militares involucrados en el negocio de las drogas, el
narcotráfico y la delincuencia; en fin, no incluye a ninguno de aquellos que se
benefician directa o indirectamente del Gobierno y de su política favorable a
la corrupción y a la dilapidación de nuestros recursos. Para ellos no hay
sacrificio. Ni antes, ni ahora, ni después.
¿Cuáles son los resultados que puede esperar la
ciudadanía a partir del próximo año cuando se imponga al pueblo el nuevo
programa de aumento de impuestos?
Salvo el
mejor parecer de mis lectores, considero que debemos esperar resultados muy
negativos para nosotros. El desenlace será igual a los cinco aumentos de impuestos
realizados en los gobiernos de Leonel Fernandez, el último de ellos convertido en Ley
por el Gobierno de Fernández a mediados del 2011 para “disminuir el
déficit fiscal y mantener el acuerdo con el FMI”, el cual terminó, con un déficit
fiscal de RD$57 mil millones; es decir, un resultado total y exageradamente opuesto a lo que
supuestamente se perseguía.
El Presupuesto
Complementario promulgado por el Poder Ejecutivo a mediados del 2012, puso de
manifiesto el notable incremento del
gasto público debido a la campaña electoral y la precaria situación fiscal a la
que tendría que hacer frente Medina y constituyó una aprobación pura y simple
de transacciones presupuestarias previamente ejecutadas por Leonel Fernández, lo
cual representa una de sus muchas violaciones a las disposiciones
constitucionales y legales del país.
Los
políticos dominicanos se han caracterizado siempre por mentir y desorientar al
pueblo. Los deberes básicos del Gobierno no se cumplieron antes cuando los
recursos eran más que suficientes, ni se cumplirán ahora o en el futuro con el
nuevo programa de impuestos.
Esas
responsabilidades fundamentales del Gobierno, como son la educación, la salud,
los servicios públicos (energía eléctrica, suministro de agua potable, recogida
de basura, drenajes y alcantarillados), la justicia, la seguridad ciudadana, el
orden en el tránsito vehicular, la salvaguarda de la identidad dominicana, la
institucionalidad, la transparencia y la honestidad de los servidores públicos,
así como la protección contra las drogas y el narcotráfico, entre otros, han
sido antes y continuarán siendo ahora y en el futuro un verdadero desorden,
como todo lo que caracteriza a la República Dominicana.
El
Presidente Medina ha señalado que el sacrificio que espera de nosotros es “para
que podamos encauzar el crecimiento y el desarrollo sostenido del país …. y
mejorar la calidad de vida de los dominicanos, ofreciéndoles salud, seguridad,
vejez digna, educación, competitividad”, para cuyo logro “son necesarios más
recursos”.
¡Qué bellas
palabras para un pueblo ignorante que se embelesa con políticos que “hablan
bonito”!
Aquellos
que sabemos que “del dicho al hecho hay mucho trecho”, estamos conscientes de
que esas palabras tienen un contenido vacío y demagógico. Pero, por favor, no
se apresuren en criticarme por esa afirmación. Sólo los invito a esperar un tiempo
relativamente corto para que podamos convencernos de que los nuevos recursos
resultarán insuficientes para alcanzar las “metas” planteadas por Medina, de
que realmente no habrá austeridad en el Gobierno, ni eliminación de privilegios
y de que, eventualmente, se hablará de nuevo sobre la necesidad de aumentar las
recaudaciones del Gobierno. ¡Por Dios! No
podemos ser tan olvidadizos como para no recordar que esa película la hemos
visto ya varias veces.
De hecho, si
con aumentar el nivel de crecimiento económico fuera suficiente para salir del
atraso, como alega Medina, la República Dominicana sería el país más próspero
de América Latina, ya que nuestro crecimiento económico en los últimos 50 años
ha sido el más alto de la Región. Sin embargo, la verdad es que crecimiento
económico y desarrollo económico son dos términos distintos; no significan lo
mismo. Hemos tenido crecimiento, pero no desarrollo, porque el modelo de crecimiento
económico dominicano sólo ha beneficiado a una minoría y ha promovido la
pobreza y la exclusión social de la mayoría.
Por eso es
que somos los últimos en casi todos los indicadores sociales y uno de los
países más atrasados del mundo, con un nivel de pobreza impresionante. Para
aumentar ese nivel de pobreza y convertir a miles de familias dominicanas en parásitos
e indigentes eternos, dependientes de la pírrica ayuda económica del Gobierno,
es que éste, en vez de estimular la creación de nuevas fuentes de empleo que
permitan a esas familias ser autosuficientes, ha anunciado que se ampliará el
alcance del nefasto Programa Solidaridad.
Los
políticos y gobernantes dominicanos han hecho en este país lo que han querido y
como lo han querido. De paso se han enriquecido sobradamente ellos, sus
familiares, sus amigos, sus socios y sus cómplices. Y todo eso lo han hecho
abiertamente, sin ningún sonrojo, frente a nuestras propias narices, a costa
del dinero que pagamos por concepto de impuestos, sin que nosotros levantemos
un dedo o elevemos una voz de protesta por todos sus desmanes y barbaridades.
Es por eso
que desde hace mucho tiempo me he preguntado qué más cosas tendrían que hacer los
políticos y el Gobierno en perjuicio de la ciudadanía, para que ésta se levante
en protesta y se rebele con valentía contra la injusticia, la ineficacia en sus
funciones, la violación frecuente a las leyes y a la Constitución, el
incumplimiento de sus deberes, el desvío de fondos, los delitos, fechorías y escándalos
a que la someten continuamente los políticos que hemos tenido como
gobernantes después de Juan Bosch.
La conclusión
a la que llego siempre es que no habrá ninguna reacción. Nada pasará, sin
importar cuán graves o perjudiciales sean los hechos de los políticos. Y eso es
así, porque somos un pueblo apático, indiferente y poco solidario. Un pueblo
cuyos líderes de la sociedad civil han vendido sus conciencias por poca cosa. Un
pueblo traicionado y sin defensores. Un pueblo que no hace honor a las letras
de su himno nacional y que no se sabe sus 12 estrofas, “porque es muy largo”. Un
pueblo que no ha leído la Constitución que lo rige para conocer cuáles son sus
deberes y sus derechos. Un pueblo que no ama la tierra que lo vio nacer. Un
pueblo que perdió su patriotismo, su valentía, sus valores, su honor y su
dignidad. Un pueblo que no conoce bien su historia y ni siquiera los nombres
exactos de los padres de la patria. Un pueblo cuyos integrantes critican a los
corruptos, pero que están deseosos de tener la “oportunidad” que aquellos han
tenido. En fin, un pueblo que ya no es pueblo, sino una masa incoherente de
individuos guiados exclusivamente por su egoísmo e interés personal y que se
merecen todo lo que reciben de sus gobernantes.
3 comments:
Excelente artículo!! Muy triste pero es la pura y cruda realidad!!!
Tantas veces he dicho lo mismo, pero Ud. lo ha escrito mejor. Mis felicitaciones por su escrto tan claro y meridiano, y por sus concluiones, que no podrían ser otras. Cierto que es una pena, pero muy merecida.
Lo grave de todo, es que el lenguaje que maneja el presidente es como si desconocía lo que estaba pasando.Más atado que Antonio Guzmán no podía haber ninguno.-
Rafael Báez
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